Cuando hablamos de flebitis hacemos referencia a la inflamación de una vena, los síntomas típicos, son los de toda inflamación: dolor, calor y rubor.
Sin embargo hay que aclarar que si a la flebitis se le añade la aparición de un trombo, coágulo en el interior del vaso sanguíneo, entonces el paciente tendrá lo que llamamos una tromboflebitis.
Cuando se trata de una vena superficial, los síntomas suelen ser evidentes: los vasos aparecen tensos y duros, sensibles a la presión y el área circundante esta enrojecida y caliente al tacto. Mientras que la trombo se caracteriza por un dolor hiriente y hormigueo, especialmente en el talón, cuando el paciente anda o flexiona el pie.
Ambas patologías difieren también en el tratamiento ya que, en el caso de la flebitis más superficial, el tratamiento es sencillo y rápido. En cambio, cuando la flebitis es más profunda exige ser sometidas a cuidados intensivos que obligan en ocasiones a la intervención del paciente.
En caso de padecer flebitis tiene es aconsejable guardar reposo y evitar situaciones estresantes, así como acudir a una clínica especializada en angiología y cirugía vascular, como Clínica Lucq.